Flame Onfire
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Flame Onfire
Nombre completo del personaje: Comandante Flame Onfire.
Descripción Física:Soy tan alto como la medía, tan fuerte como para poder vivir los tiempos que nos han tocado vivir. Mi piel es de lo más morena que se puede conseguir con el escaso sol. Mis ojos son oscuros, marrones o negros, nunca me he detenido demasiado a mirarlos. Sobre el pecho llevo un tatuaje con forma de sol, la esperanza que intenta relucir cada día. Bueno mi pelo...que decir de él, sería tan rojo como el de cualquiera de los de mi raza, claro, eso si lo dejase crecer, prefiero llevarlo así, el rojo nos hace ser un blanco demasiado visible en la nieve, y aquí se trata de sobrevivir.
Descripción Psicológica:Impulsivo, creo que es algo característico de los piromantes. No me gusta hablar demasiado. Quizas sea algo duro cuando se cometen errores, pero cada error se puede convertir en una muerte, eso lo sé bien. Aunque el fuego arda en mí, soy tan frío como el mundo que nos rodea.
Edad: 30 años. Aún tengo edad para combatir.
Historia: ¿Mi lugar de nacimiento? Siempre he vivido en Helia, bajo esa cúpula que crea "días falsos". No conocí a mis padres, murieron combatiendo en una de las tantas guerras que se han sucedido a lo largo de los años. Mis primeros años de vida los pasé en un orfanato, escuchando las historias de un mundo que no había conocido, contadas por una anciana que contaba ya con unos 80 años de edad a su espalda. Ni siquiera recuerdo su nombre, la señora Ponfrey o algo así, es increíble como no puedo recordar el nombre de una de las personas que más me han marcado.
Fuí adoptado cuando tenía unos diez años, mi pelo rojizo me había acarreado bastante problemas en el orfanato, me llamaban monstruo, y tenían razón: lo era, sentía al fuego corriendo por mi interior. Me adoptó una profesora, una mujer joven de unos 20 años de edad,muy jovén para ser madre...demasiado jovén para ser viuda. Su marido había sido el comandante de los guerreros fénix, si un piromante como lo era yo, le recordaba a él, siempre me lo decía, que no era un monstruo, sino que había sido bendecido con un gran don. Siempre me hacía sonreir. Me enseñó a controlar mi habilidad a no dañar con ella a los inocentes, sino a protegerlos. Y crecí feliz.
Cuando cumplí veinte años me alisté en los guerreros fénix, y por primera vez abandoné la ciudad para combatir. Quería parecerme a mis padres, y a aquel hombre del cual mi nueva madre me había contado tantas historias. Mi primera batalla fue contra corrompidos, criaturas mutantes, que deboraban a los humanos. Y en calor de aquella batalla, en la que el fuego y la muerte se enfrentaban la encontré a ella.
Mi primer amor, la mujer más hermosa que había visto en mi vida, su cara de niña me sonrío de inmediato. Iba cubierta con una sudadera, ella no era una guerrera... De un salto felino se abalanzó sobre mí. Si era una corrompida, con unas mutaciones muy débiles, solo tenía unas orejas de gato sobrealiendo de su cabello dorado. Su voz parecía un dulce ronronéo. Me pidió ayuda, y en aquella noche tan oscura como cualquiera mi fuego por primera vez no brillaba con mi luz, sino con el fuego de otra persona.
Sí, la salvé.
La introduje en Helia a escondidas, se la presenté a la que consideraba mi madre. No le gustó la idea, las hitorias sobre aquella raza eran bastantes claras, pero la dulce voz de Adrianna, mi gata, y aquel aspecto dulce la convenció. Hacía ya una semana que la conocía, una semana en la que no la había visto comer nada, hasta aquella noche. Mi madre yacía muerta, y Adrianna se alimentaba con su cuerpo. ¿Perdonarla? Yo era un guerrero fénix, ya lo hice una vez.
Sí, tuve que matarla.
Aquel era mi secreto, yo introduje a aquel mutante en la ciudad, yo cometí un error que llevó a la muerte de la persona que más quería. Pero no informé de ello, simplemente la casa ardió. No encontraron nada. ¿Por qué? Si hubiese comentado mi error no hubiese podido seguir en la unidad de guerreros fénix.
Y el tiempo pasó, me corté mi pelo rojo que me llegaba hasta la cintura, volvía a considerarme un monstruo. Combatí en numerosas batallas, y justo hace un año, me condecoraron con la insignia del fénix. Sí con treinta años, soy el lider más jovén que la resistencia ha tenido jamás.
¿Creer en el amor?No me hagas reir, aprendí la lección. Y ahora no hay demasiado tiempo para el deseo...solo hay tiempo para el ¡Fuego!
Raza:Piromante. Si pelo rojo, resistencia al frío, vomitar fuego...
Condición: Bueno. Lo daría todo por Helia, por mi ciudad, por sus habitantes, por los niños que juegan bajo nuestras luces y corren por un jardín falso. Por todas las personas que aún albergán esperanza.
Habilidad: Escupir fuego. Yo soy puro fuego, esto es solo una prolongación de mí mismo.
Virtud: Código de honor. Soy el comandante de las tropas fénix, la mejor tropa de piromantes. Sí, para responder a su pregunta, sí soy reconocido.
Defecto: Secreto siniestro. También llamado Adrianna.
Clan:Guerreros fénix. Soy el comandante de esta legión de guerreros piroamantes, junto a los cazadores protegemos Helia.
Datos Adicionales:Detesto a los gatos, de mascota tengo un lobo gris, llamado Hyper, mi fuego aplaca su salvajismo.
Descripción Física:Soy tan alto como la medía, tan fuerte como para poder vivir los tiempos que nos han tocado vivir. Mi piel es de lo más morena que se puede conseguir con el escaso sol. Mis ojos son oscuros, marrones o negros, nunca me he detenido demasiado a mirarlos. Sobre el pecho llevo un tatuaje con forma de sol, la esperanza que intenta relucir cada día. Bueno mi pelo...que decir de él, sería tan rojo como el de cualquiera de los de mi raza, claro, eso si lo dejase crecer, prefiero llevarlo así, el rojo nos hace ser un blanco demasiado visible en la nieve, y aquí se trata de sobrevivir.
Descripción Psicológica:Impulsivo, creo que es algo característico de los piromantes. No me gusta hablar demasiado. Quizas sea algo duro cuando se cometen errores, pero cada error se puede convertir en una muerte, eso lo sé bien. Aunque el fuego arda en mí, soy tan frío como el mundo que nos rodea.
Edad: 30 años. Aún tengo edad para combatir.
Historia: ¿Mi lugar de nacimiento? Siempre he vivido en Helia, bajo esa cúpula que crea "días falsos". No conocí a mis padres, murieron combatiendo en una de las tantas guerras que se han sucedido a lo largo de los años. Mis primeros años de vida los pasé en un orfanato, escuchando las historias de un mundo que no había conocido, contadas por una anciana que contaba ya con unos 80 años de edad a su espalda. Ni siquiera recuerdo su nombre, la señora Ponfrey o algo así, es increíble como no puedo recordar el nombre de una de las personas que más me han marcado.
Fuí adoptado cuando tenía unos diez años, mi pelo rojizo me había acarreado bastante problemas en el orfanato, me llamaban monstruo, y tenían razón: lo era, sentía al fuego corriendo por mi interior. Me adoptó una profesora, una mujer joven de unos 20 años de edad,muy jovén para ser madre...demasiado jovén para ser viuda. Su marido había sido el comandante de los guerreros fénix, si un piromante como lo era yo, le recordaba a él, siempre me lo decía, que no era un monstruo, sino que había sido bendecido con un gran don. Siempre me hacía sonreir. Me enseñó a controlar mi habilidad a no dañar con ella a los inocentes, sino a protegerlos. Y crecí feliz.
Cuando cumplí veinte años me alisté en los guerreros fénix, y por primera vez abandoné la ciudad para combatir. Quería parecerme a mis padres, y a aquel hombre del cual mi nueva madre me había contado tantas historias. Mi primera batalla fue contra corrompidos, criaturas mutantes, que deboraban a los humanos. Y en calor de aquella batalla, en la que el fuego y la muerte se enfrentaban la encontré a ella.
Mi primer amor, la mujer más hermosa que había visto en mi vida, su cara de niña me sonrío de inmediato. Iba cubierta con una sudadera, ella no era una guerrera... De un salto felino se abalanzó sobre mí. Si era una corrompida, con unas mutaciones muy débiles, solo tenía unas orejas de gato sobrealiendo de su cabello dorado. Su voz parecía un dulce ronronéo. Me pidió ayuda, y en aquella noche tan oscura como cualquiera mi fuego por primera vez no brillaba con mi luz, sino con el fuego de otra persona.
Sí, la salvé.
La introduje en Helia a escondidas, se la presenté a la que consideraba mi madre. No le gustó la idea, las hitorias sobre aquella raza eran bastantes claras, pero la dulce voz de Adrianna, mi gata, y aquel aspecto dulce la convenció. Hacía ya una semana que la conocía, una semana en la que no la había visto comer nada, hasta aquella noche. Mi madre yacía muerta, y Adrianna se alimentaba con su cuerpo. ¿Perdonarla? Yo era un guerrero fénix, ya lo hice una vez.
Sí, tuve que matarla.
Aquel era mi secreto, yo introduje a aquel mutante en la ciudad, yo cometí un error que llevó a la muerte de la persona que más quería. Pero no informé de ello, simplemente la casa ardió. No encontraron nada. ¿Por qué? Si hubiese comentado mi error no hubiese podido seguir en la unidad de guerreros fénix.
Y el tiempo pasó, me corté mi pelo rojo que me llegaba hasta la cintura, volvía a considerarme un monstruo. Combatí en numerosas batallas, y justo hace un año, me condecoraron con la insignia del fénix. Sí con treinta años, soy el lider más jovén que la resistencia ha tenido jamás.
¿Creer en el amor?No me hagas reir, aprendí la lección. Y ahora no hay demasiado tiempo para el deseo...solo hay tiempo para el ¡Fuego!
Raza:Piromante. Si pelo rojo, resistencia al frío, vomitar fuego...
Condición: Bueno. Lo daría todo por Helia, por mi ciudad, por sus habitantes, por los niños que juegan bajo nuestras luces y corren por un jardín falso. Por todas las personas que aún albergán esperanza.
Habilidad: Escupir fuego. Yo soy puro fuego, esto es solo una prolongación de mí mismo.
Virtud: Código de honor. Soy el comandante de las tropas fénix, la mejor tropa de piromantes. Sí, para responder a su pregunta, sí soy reconocido.
Defecto: Secreto siniestro. También llamado Adrianna.
Clan:Guerreros fénix. Soy el comandante de esta legión de guerreros piroamantes, junto a los cazadores protegemos Helia.
Datos Adicionales:Detesto a los gatos, de mascota tengo un lobo gris, llamado Hyper, mi fuego aplaca su salvajismo.
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Re: Flame Onfire
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Invitado- Invitado
Re: Flame Onfire
Me he preguntado si puedes hacer bronceados caceros... ¡oh wow...! ¡Podrías cocinar al instante un asado!
Invitado- Invitado
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